EDOUARD CLAPAREDE
“aspectos relevantes”
· Serán muchos los que expresen críticas y reservas durante este periodo de cambio. Y Claparède no será el último. Gran parte de su autoridad sobre el movimiento se deberá, tanto como a su pugnacidad polémica contra la escuela “tradicional”, a su excepcional capacidad para desbrozar el entorno ideológico de los conceptos y hacer estos últimos “operativos”: su célebre puntualización de 1923 de la noción de “niño activo”,2 reasumida en 1931 en L'Éducation fonctionnelle, constituye sin duda el ejemplo más notable de lo dicho anteriormente. Se es debido pensar, en el curso del gran salto adelante de la educación escolar que siguió a la Segunda Guerra Mundial, y en particular durante las grandes campañas llevadas a cabo por la UNESCO en los decenios cincuenta y sesenta, que los temas educativos apreciados por Claparède habían llegado a ser adquisiciones definitivas e insuperables de la educación escolar moderna o nueva. Se sabe que, en el curso de la década de los ochenta, asistimos a un cuestionamiento de modernizar, vigorizar, converger y seguro de sí mismo, de las concepciones de las que Claparède fue uno de los principales defensores. Se analizan estas concepciones, no tanto como el resultado de un enfoque racional y razonable del fenómeno educativo, sino más bien como la persistencia de una ideología engañosa cuyo efecto más seguro es el de conducir las políticas escolares a atolladeros.
· Édouard Claparède es, en definitiva, el heredero de la Ginebra docta más que de la Ginebra religiosa. Calvinista por tradición, su protestantismo está más cerca de las corrientes liberales que de las de la ortodoxia eclesiástica o el resurgimiento místico. Está hecho, sobre todo, de espíritu de iniciativa y de independencia, encarnado en un individualismo emprendedor, rico en múltiples solidaridades queridas y cultivadas.
· Claparède pensaba promover la reforma de la opinión pública. Si hace referencia, entre otros, a Gustave Le Bon y a su célebre Psychologie des foules para fustigar las incoherencias dramáticas de los movimientos colectivos, no vacila en transferir sus análisis a las clases favorecidas, a las que su cultura debiera permitir sustraerse a las inhibiciones, las presiones sociales insidiosas, la ley del qué dirán y la hipocresía que las caracterizan y agravan su responsabilidad frente a la cuestión social.
· Hombre de ciencia y militante, Claparède nos dejó una obra escrita muy copiosa que sorprenden por la amplitud.
· de las preocupaciones intelectuales, la pugnacidad de los compromisos, la altura de miras de las exigencias morales y la variedad de los públicos a que se dirigía un pensamiento seguro de su razón.
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